No a la guerra.
Que el planeta todo se una en oración, y pida esa la
luz iluminado las conciencias de aquellos que rigen los destines de las Naciones.
Que no corra sangre por riveras transparentes y no se cierren los cielos por
tormentas de fuego.
Que las ceremonias del sol y la luna no se
arrodillen ante el humo y el hedor de la injusticia de seres inocentes, de
niños buscando a sus madres, de
escombros, ocultando los lugares donde florecen los rosales.
Que la memoria se anteponga a las armas y de
pie le diga adiós al sufrimiento.
Que la vida pueda volar como los pájaros y el
corazón palpite, sin esa daga traicionera que hiere al insomnio ante la
incertidumbre de esperar el mañana.
No es fácil comprender como piensan aquellos
que incitan a la guerra, quizás no entiendan la verdad, en esos rituales de
vigilia por demostrar quién es el más fuerte.
Los memoriosos, esos hombres de párpados
cansados, advierten en ojivales celajes,
los raros momentos que estamos viviendo, ellos ya pasaron el horror y se niegan
a que este presente repita viejos errores.
Solo nos queda la palabra y la oración. Si la
sordera de los hombres continua, solo
veremos el holocausto del ocaso en nuestro planeta
Amén.
Lydia
Raquel Pistagnesi
Gracias querida Raquel , por este precioso envío , un abrazo fraterno desde PERÚ.
CONSUELO SALAS VALLADOLID
LAMBAYEQUE . PERÚ.